Por qué un maratón tiene 42.195 km
El maratón es una de las carreras más emblemáticas del atletismo, y una de las preguntas que a menudo surge es por qué tiene exactamente 42.195 kilómetros. Aunque hoy en día esta distancia es universal en las competiciones oficiales, su origen es una mezcla de leyenda, historia antigua y circunstancias fortuitas. Este artículo explora cómo un simple mensaje de victoria en la antigua Grecia terminó definiendo una de las pruebas más desafiantes del deporte moderno.
El Origen Antiguo: La Leyenda de Filípides
El origen del maratón se remonta a la antigua Grecia, en el año 490 a.C., durante la batalla de Maratón. Según la leyenda, un mensajero ateniense llamado Filípides fue enviado desde la ciudad de Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria de los griegos sobre los persas. Este recorrido, de aproximadamente 40 kilómetros, fue cubierto por Filípides corriendo sin descanso, y al llegar, tras proclamar la victoria con la palabra "Niké" (victoria), cayó muerto por el esfuerzo. Aunque es difícil confirmar todos los detalles de la leyenda, su esencia quedó grabada en la historia.
Cuando se decidió revivir los Juegos Olímpicos en la era moderna, en 1896, los organizadores griegos buscaron rendir homenaje a esta heroica gesta. Fue así como en los primeros Juegos Olímpicos modernos, celebrados en Atenas, se incluyó una carrera de larga distancia que recreaba el trayecto de Filípides. La primera edición del maratón cubrió una distancia de aproximadamente 40 kilómetros, que era similar a la leyenda original.
Los Primeros Juegos Olímpicos Modernos
En los Juegos Olímpicos de Atenas de 1896, la distancia no estaba fijada de manera exacta, y en ediciones sucesivas del evento, las carreras variaban levemente en longitud. Fue en estos años iniciales cuando el maratón se fue consolidando como una de las pruebas fundamentales de los Juegos Olímpicos, pero aún sin una distancia establecida.
Cada nueva edición de los Juegos Olímpicos ajustaba la distancia según el trazado del recorrido específico de la ciudad anfitriona. Por ejemplo, en los Juegos de París de 1900 y en los de St. Louis de 1904, la distancia del maratón osciló entre 40 y 42 kilómetros. Sin embargo, fue en los Juegos Olímpicos de 1908, celebrados en Londres, donde la cifra de 42.195 kilómetros se fijó por primera vez.
La Decisión en Londres 1908: La Influencia de la Familia Real
Los Juegos Olímpicos de Londres 1908 jugaron un papel crucial en la definición de la distancia del maratón que conocemos hoy en día. La carrera de esa edición originalmente iba a cubrir una distancia de 26 millas, lo que equivale a unos 41.843 kilómetros. Sin embargo, la familia real británica pidió que la carrera comenzara desde el Castillo de Windsor, para que los príncipes pudieran verla desde sus ventanas, y terminara frente al palco real en el Estadio Olímpico.
Este cambio aparentemente menor extendió la distancia oficial de la carrera a 42.195 kilómetros, o 26 millas y 385 yardas. Este ajuste fue tan significativo que, aunque en las siguientes ediciones de los Juegos Olímpicos se siguió experimentando con distancias variables, para los Juegos de París de 1924, la distancia londinense fue oficialmente adoptada por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) como la medida estándar para todos los maratones. Desde entonces, los maratones de todo el mundo se corren con esta longitud exacta.
El Maratón en la Actualidad: Una Distancia Universal
Hoy en día, el maratón de 42.195 kilómetros es una prueba atlética global que se celebra en todas partes del mundo, desde las calles de las principales ciudades hasta competiciones locales. Grandes eventos como el Maratón de Boston, el Maratón de Nueva York o el Maratón de Berlín atraen a miles de corredores profesionales y amateurs, todos con el objetivo de superar esta distancia que combina resistencia física, mental y técnica.
Aunque correr 42 kilómetros pueda parecer un desafío formidable, el hecho de que esta distancia tenga un origen tan singular y esté profundamente enraizado en la historia y la tradición olímpica le añade un atractivo especial. Cada corredor que cruza la meta de un maratón, ya sea en 2 horas o en 6, está siguiendo los pasos de Filípides, recorriendo un trayecto que simboliza victoria, esfuerzo y perseverancia.
Curiosidades y Anecdotarios
A lo largo de la historia del maratón, han surgido muchas historias curiosas relacionadas con la distancia. Uno de los relatos más conocidos es el del británico Dorando Pietri, quien en los Juegos Olímpicos de 1908 llegó exhausto al Estadio Olímpico de Londres. Pietri, que lideraba la carrera, se desplomó varias veces en los últimos metros debido al agotamiento. A pesar de cruzar la meta primero, fue descalificado por recibir ayuda, y la victoria fue para el estadounidense Johnny Hayes.
Además, los primeros corredores de maratones enfrentaban desafíos muy distintos a los de los corredores modernos. En los Juegos Olímpicos de St. Louis 1904, por ejemplo, algunos competidores sufrieron debido a las duras condiciones climáticas y la falta de agua en el recorrido, lo que provocó que varios abandonaran la carrera.
Conclusión
El maratón, con su distancia exacta de 42.195 kilómetros, es mucho más que una simple carrera de resistencia. Su historia se remonta a la antigüedad, a una leyenda de valentía y sacrificio, y está entrelazada con los momentos clave de los Juegos Olímpicos modernos.
Desde la hazaña de Filípides hasta la influencia de la realeza británica en 1908, el maratón ha evolucionado hasta convertirse en una prueba atlética globalmente reconocida. Cada corredor que participa en un maratón revive un fragmento de esa historia, desafiando no solo sus límites físicos, sino también conectándose con una tradición deportiva que ha perdurado durante siglos.
Un saludo y kilómetros!